La tipografía funciona como el tono de voz de los mensajes escritos y es el medio por el cual se logra darle una forma visual a la idea. Esto quiere decir que puede reforzar o contradecir lo que se quiere comunicar, por eso no es algo que se deba elegir a la ligera.
Al igual que las personas, cada tipografía tiene su personalidad y por lo tanto es uno de los elementos que más influye en la carga emocional del diseño, siendo capaz de evocar cualidades como modernidad, prestigio, confianza, etc.
Unas letras gruesas logran darle fuerza a un mensaje, mientras que unas inclinadas transmiten el efecto de movimiento. Por su parte las esbeltas dan la sensación de prominencia y las ligeras de elegancia. Las cursivas son adecuadas para enfatizar algo sensacional.
Dentro del universo de las tipografías existen cuatro clasificaciones básicas que a su vez les dan vida a otras con sus variaciones.
Las Blocks, también conocidas como góticas. Están basadas en una de las primeras formas de impresión que se dio en el norte de Europa durante la edad media. Se caracterizan por un estilo pesado, ornamentado y con remates en sus extremos. Normalmente tienen un uso decorativo o funcionan bien como letras capitales, dado que para textos largos son complejas de leer. Estas tipografías, se encuentran mucho en logotipos de la categoría de los licores en productos como el whisky y el vino, en donde lo añejo es un valor codiciado para las marcas.
Las Scrips, se crearon para imitar la escritura a mano, incluso algunas como la Pushkin se basaron en la manera de escribir de una persona. Se caracterizan por dar la sensación que sus letras están unidas y al igual que en la manuscrita algunos tipos son más fáciles de leer que otras. Por eso no son recomendables para escribir una cantidad de texto considerable. Por lo general se utilizan en títulos y en logotipos de marcas que tiene la intención de proyectar sofisticación como: Disney, Virgin, Coca Cola, Kellogg's, Johnson & Johnson, Cadillac, Miller, Ray-Ban, entre otras.
Las Palo Seco, se identifican por no tener ningún tipo de decoración, su diseño es limpio y simple. Funcionan bien en titulares y para resaltar texto. Aparecen como las tipografías predeterminadas en casi todas las redes sociales porque son efectivas en textos cortos, pero en los largos se hacen difíciles de leer.
Las Romanas, están determinadas por unos remates espigados y proporcionados que son conocidos como serifas. Son unas de las más antiguas y provienen de las letras que se esculpían sobre piedra en el imperio romano.
Además, las tipografías romanas son las más adecuadas para generar bloques de textos grandes porque facilitan la lectura. Contrario a lo que se puede pensar a grandes rasgos, las puntas de las serifas no son distractores, en realidad generan atajos mentales, al entregarle una identidad única a cada letra, cosa que no pasa con las tipografías palo seco. Esto se comprueba con un ejemplo muy sencillo. Solo hay que escribir juntas la i latina en mayúscula (I) y la ele en minúscula (L) y se podrá notar que en el estilo romano se marcan claramente las diferencias mientras que en el palo seco son prácticamente iguales. Con esto se debate la utilidad de Arial como la tipografía universal.
Tampoco son anticuadas como se podría pensar erróneamente, basta con tomar un libro de una edición reciente o visitar las ediciones digitales de medios como El Tiempo y La Revista Semana para comprobar que aún siguen vigentes.
Generar grandes bloques de texto, dentro de anuncios por momentos puede resultar tedioso, pero en muchas ocasiones son necesarios, por eso resulta estratégico generar una lectura cómoda.
Es mejor, tanto como sea posible utilizar las tradicionales líneas horizontales. Las palabras escritas en curvas, diagonales o espirales son difíciles de leer y es muy posible que gran parte de la audiencia renuncie a leer el texto por completo.
Igualmente es acertado utilizar tipografías que ya son familiares para las personas como: Century, Perpetua, Time New Roman, Minion Pro, Baskerville, Franklin Gothic, Garamond, Book Antigua y Goudy.
Para destacar una o varias palabras existen diferentes técnicas como utilizar itálicas, MAYÚSCULAS, negrillas, subrayar, aplicar paréntesis o cambios de color. Lo que no es acertado es abusar de esto porque puede perjudicar la legibilidad.
Utilizar una letra capital de gran tamaño al principio es una buena táctica para invitar al lector. También es importante tener en cuenta otros elementos técnicos. Las líneas muy cortas o muy largas pueden dificultar la lectura, al igual que el tamaño de la letra es un factor importante. En textos impresos el tamaño ideal es de 11 puntos, escalas inferiores generan un esfuerzo visual que pueden perjudicar el sentido del mensaje.
Utilizar diferentes tipografías dentro de un mismo texto, es viable porque permite crear contrastes y jerarquías. Esto puede ayudar a orientar la publicación, pero no es aconsejable usar más de tres.
A la hora elegir, algo que se suele pasar por alto, son los derechos de autor de las tipografías. Se tiende a creer que por estar presentes en plataformas como Dafont son de libre uso. Que permitan descargarse fácilmente no quiere decir que renuncien a la propiedad intelectual para usos comerciales.
Por último, es claro enfatizar que no existen tipografías buenas o malas, la conveniencia de su utilización depende de cada situación particular.
Rodrigo Esteban Delgado A.
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Bibliografía
-Ávila F. (2003) Cómo se escribe. Bogotá, Colombia. Editorial Kimpres- Fundación Redacción. Pág. 20.
-Harris P. Ambrose G. (2007) Tipografía. Barcelona, España. Parramón. Pág. 36-40.
-Dupont L. (2004). 1001 Trucos Publicitarios. Barcelona, España. Master Class. Pág. 153-60.
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