En Colombia, cada vez se acercan más las elecciones parlamentarias y las presidenciales por la actualidad del país están al rojo vivo.
Mientras tanto, se aprecia el papel del marketing político que está en todo su esplendor con unos grandes despliegues de planes de medios, nutridos por debates transmitidos en radio, televisión y plataformas digitales; al igual que una infinidad de encuestas que inflan a unos y hunden a otros.
Lo políticos cuando ejercen su poder, tienden a ser personas distantes, rodeados por un sequito de escoltas, pero cuando están en campaña son las personas más amables del mundo y como se dice coloquialmente: “no desaprovechan cualquier oportunidad para untarse de pueblo”.
Se estima que una de las tácticas más utilizadas por el marketing político, cuando un candidato empieza a perder popularidad, es salir a la calle a besar bebés.
Pero esta técnica para nada es moderna, el primero que casi la utilizó fue Andrew Jackson, quien en 1829 se convirtió en el séptimo presidente de Los Estados Unidos. Cuenta la historia, por inverosímil que parezca, que él se encontraba haciendo un recorrido por los estados del Este, cuando una mujer pobre le acerco a su bebe. Él lo cargo para generar simpatía entre los presentes, pero lo observo tan sucio que no fue capaz de besarlo y se lo paso a su secretario de guerra, John Eaton a quien le ordeno que lo hiciera.
Desde luego a esta práctica no demoraron en salirle contradictores. En 1906, el periódico: Los Angeles Herald, presentó un estudio indicando la cantidad de bacterias que los adultos les tramiten a los bebés con los besos. Pero la tradición política aplasto la preocupación de la salud infantil.
Por su parte el candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido Demócrata, James Middleton Cox, que en 1920 perdió la contienda electoral, se la paso besando bebés en toda su campaña usando la frase: "Un hombre que besa a los bebés de la manera que lo hago yo nunca podría romper el corazón del mundo".
Uno de los pocos políticos norteamericanos que se negó a utilizar esta práctica es Richard Nixon, así como cualquier otra cosa, que según sus propias palabras lo hicieran parecer como un idiota.
Ya en el siglo XX, la revista Life lanzó un manual para tomarse fotos con bebes, entre las que estaban, las claves para que el bebé no llore cuando pasa de las manos de la madre a las del político, así como elementos tan simples como el hecho que nada se debe interponer entre el rostro sonriente del bebé y el lente de la cámara.
Por cruel que parezca, a raíz de los estereotipos de las sociedades conservadoras, es una táctica que solo ha tenido éxito con hombres. Porque si un tipo sostiene un bebe en sus brazos es percibido como una persona, responsable con una gran calidez humana. Mientras si lo hace una mujer, es asumido como un acto de irresponsabilidad, porque deja de lado sus tareas políticas para asumir el rol de madre.
Asimismo, conceptos sociales han cambiado. La definición de familia no es la misma que la del siglo pasado. Para muchos millenials una mascota remplaza la figura de tener un hijo y desde luego el marketing político no ha desaprovechado esta oportunidad. Por eso cuando un político empieza a perder popularidad o es relacionado con un escándalo leve, al otro día aparece tomándose una foto con su mascota para generar el mismo efecto que los bebés causaban en las pasadas generaciones.
Lo cierto, es que dicha táctica no está encaminada a generar votos, como se dijo al principio, su fin es recuperar popularidad. Las fotos con los bebés ganan espacios en los periódicos y las fotografías con las mascotas generan likes en las redes sociales.
Esto quiere decir que, hasta el 29 de mayo, que son las elecciones presidenciales en Colombia vamos a estar inundados de políticos “amables”, que van a recorrer el país besando bebés en medio de una pandemia global y cargando mascotas mientras compiten por unas migajas de exposición. Rodrigo Esteban Delgado A. Editor de contenido, Copy Estándar
Fuentes -Reyes Augusto, 100 Consejos De Poder, El Antimanual Para Vencer En La Política, Bogotá, 2019. P: 21-33 -Terrasa R. (2016). El Mundo: Por qué los políticos besan a bebés (aunque a los bebés no les guste). Madrid, España. Recuperado de: https://cutt.ly/ZAEdMLk
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