Abercrombie & Fitch, reinó en el mercado estadounidense de ropa juvenil entre los 80 y 90 porque supo entender los deseos de su audiencia.
Si bien, no era una marca nueva para la época, pues fue creada en 1872, pero se fue quedando en el pasado hasta que Les Wexner-un empresario famoso por adquirir marcas quebradas para potenciarlas- se encargó de comprarla y de ponerla bajo el cargo del polémico CEO Mike Jeffries.
Este coctel de ejecutivos produjo una jugada maestra al principio y propició muchas revoluciones en el marketing, creando de esta manera una marca de culto alrededor de un concepto en el que el producto no era especial pero la marca sí. Además, desarrollo una marca olfativa cuando este término ni siquiera estaba acuñado, al igual que hizo grandes avances en packaging, vitrinismo y marketing de contenido.
Logro el hito de crear una comunidad alrededor de la marca e hizo que muchos la compraran solo para ser aceptados en el grupo.
Siguió los pasos del Calvin Klein al mezclar la cultura juvenil con el atractivo del sexo, fusionando esto con la imagen del individuo de alta sociedad que proponía Ralph Lauren a un precio razonable en comparación con otras marcas como Tommy Hilfiger, Nautica y Guess.
Se encargo de retratar la imagen perfecta de la juventud estadounidense: un tipo blanco caucásico, fornido que siempre está acompañado de chicas rubias y delgadas. Asimismo, llevo este estilo a los estados del centro que hasta el momento habían sido abandonados por las casas de moda.
Asumió su papel de marca irreverente más de la cuenta y toda rebeldía tiene su límite. Su concepto empezó a rayar con el sentido común y su imagen ya no era la misma. Empezó a convertirse en un sinónimo de grosería y exclusión cavando de esta manera su propia tumba.
No entendió que su público creció y no pudo conquistar a las nuevas generaciones, pues la fórmula de aplicar una vieja receta publicitaria no funciono.
En el comienzo de siglo, cuando empezaban a aparecer las redes sociales ya no tenía el prestigio de 20 años atrás y no logro adaptarse del todo en un mercado en el que gracias a las nuevas tecnologías su público tenía voz.
Esto es tan solo un abrebocas de En El Blanco, un documental sobre Abercrombie & Fitch que hace poco llegó a Netflix y expone a detalle todas las polémicas que llevaron a la marca a conocer los sótanos del infierno.
Rodrigo Esteban Delgado A.
Editor de contenido, Copy Estándar
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