
En el mundo de la publicidad ha existido el debate si algunas piezas de esta naturaleza pueden ser consideradas como arte. Los publicistas detractores de esta idea afirman que la creatividad cuando carece de estrategia se llama arte y cuando la tiene, es genuina publicidad. Mientras que los artistas que se oponen, plantean que el arte verdadero no puede ser comercializado.
Pues bien, Andy Warhol se atrevió a darle un golpe a la mesa, al romper esta frontera y plasmar en sus obras, la idea que la publicidad puede convertirse en el arte de las masas.
Precisamente inicio su carrera como ilustrador publicitario y este legado lo impulso a convertirse en el máximo exponente del arte pop. La pintura de latas de tomates Campbell’s en 1962, lo llevaron a ganar amplio reconocimiento, pero no fue su única obra de este estilo que dejo una huella en la historia.

En 1964, en su segunda muestra individual en Nueva York, hizo una crítica al consumo y a la sobrevaloración de algunas pinturas. Escandalizó al mundo del arte al hacer réplicas de cajas de supermercados y presentarlas en un museo. Expuso los empaques de marcas: como la de cereales Kellog’s, la salsa de tomate Heinz, las frutas en conserva Del Monte, pero lo que más llamo la atención fueron las cajas de las esponjas para lavar platos marca Brillo. Lograban sobresalir por su gran tamaño y cantidad, al punto que formaban una montaña. No eran igual a las originales. Fabricó 93 cajas blancas que median 50 cm de altura y anchura por 38 cm de profundidad; y tan solo 17 amarillas que median 34 cm de alto por 40 cm de ancho y 27 cm de profundidad. Eran de madera y los estampados estaban hechos con la técnica de serigrafía. Además, tenían el módico precio de US$200.
Esta exposición también guarda una anécdota particular que es retratada en el documental de HBO titulado: La Subasta De Brillo Box. Martín Skyler, un coleccionista aficionado de arte, adquirió una de las cajas amarillas por US$1.000 en la galería de Ivan Karp y la uso como mesa auxiliar en la sala de su casa. Temiendo que la obra perdiera valor la cambio por un cuadro del pintor Peter Young, quien tuvo un paso fugaz por las galerías de arte de Nueva York y se devolvió a vivir en el anonimato de su natal Arizona. Dicha caja paso por las manos de personalidades como el publicista Charles Saatchi y del fundador de la galería Gagosian de Los Ángeles, Robert Shapazian. En el 2010, luego de 40 años que Skyler se desprendiera de la obra, esta fue subastada por más de US$.3.000.000.

Quien creo el diseño de las cajas originales para la marca Brillo, fue el pintor expresionista James Harvey. Él lo realizó a regañadientes porque el arte no le daba para sobrevivir. En vez de aprovechar los 15 minutos de fama y ganar créditos cuando su ilustración estaba en furor. Se molestó con Warhol y le escribió notas de prensa que trascendieron con más pena y que gloria.
A Warhol, estas discusiones lo motivaban porque vivía fascinado con la cultura popular. Por eso se apropió de varios elementos de ella. Estaba convencido que lo cotidiano podía convertirse en arte. Para él todo dependía de la manera como se vieran las cosas y en el contexto en que se forjaran.
Rodrigo Esteban Delgado A.
Editor, Copy Estándar
Bibliografía
-El País. (2003). 'La Caja Brillo' (1964), de Andy Warhol. España. Recuperado de: https://cutt.ly/KypPYqk
-Skyler L. (escritora y directora). (2017). La Subasta De Brillo Box. [documental]. Estados Unidos: HBO.
-F. Pérez ¿Pero esto es arte? (2010). El Cultural: ¿Pero esto es arte? Recuperado de: https://cutt.ly/WypPAWg
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